
Redacción | Pulso Empresarial
En húngaro, Höség significa calor y es la palabra que los hermanos de ascendencia húngara Juan Carlos, Ian y Patrick Sznack eligieron para bautizar su línea de ropa colaborativa, la primera creada en Perú orientada a fomentar el consumo responsable y a ayudar a niños de zonas frías de Los Andes porque parte de las ventas se destina para dotar a los niños de chamarras abrigadoras.
La empresa fue creada en 2013, pero recientemente fue noticia debido a la inauguración de su tienda en el aeropuerto internacional Jorge Chávez, en Lima.
Los hermanos contaron a El Comercio de Perú que Höség empezó a germinar en uno de sus viajes de desconexión que solían hacer a Cusco, donde constataban una y otra vez que la vida entre la capital y la periferia de esa ciudad tenía una gran diferencia. “¿Qué podemos hacer para ayudar?”, se preguntaban, gracias a la empatía que sus padres les inculcaron.
Un libro fue su inspiración y les cambió la vida: la historia de “Toms”, una marca que opera bajo el modelo de “compra uno, regala uno”. Un banco peruano accedió a darles crédito y la primera apuesta fue sacar una línea de chamarras con la que consiguieron abrigar a 300 niños de Cancha Cancha, una zona fría de Cusco. A partir de entonces, destinan el 2% de las ventas a un fondo para donar ropa abrigadora.
Un detalle no menor es que las chamarras estaban inspiradas en los colores de sus trajes típicos para no romper con los tonos de su vestimenta.
Así fue como Juan Carlos (arquitecto y gerente general de Höség), Patrick (ingeniero) e Ian (comunicador) materializaron su sueño inicial; pero no se quedaron contentos con ayudar a abrigar a los niños.
El propósito de la marca fue evolucionando y hoy en día se enfocan en tratar de cambiar el mundo mejorando la calidad de vida de alguien y es por eso que, por cada producto vendido, siembran un árbol, una tarea que comparten con Pachamama Raymi, en Cusco, destaca Infotur Latam.

Su preocupación por el medioambiente también se refleja en que las prendas se fabrican con insumos sostenibles, ya que usan nylon reciclado y el relleno es de fibra de alpaca.
Cuando la empresa nació, planeaban exportar el concepto para importar la ayuda, aunque sabían que sería una tarea difícil al ser una empresa pequeña. Ahora que lograron crecer, confían en que la tienda en el aeropuerto generará ese puente internacional, sobre todo porque sus productos se vinculan mucho con circuitos comerciales turísticos y planean enfocarse en el mercado de turistas y de quienes estén interesados en el consumo responsable.